Desde tiempos antiguos, los eclipses han resultado fascinantes. Algunas culturas creían que el Sol era devorado por criaturas fantásticas como dragones, perros celestiales y ballenas mitológicas. En India, el eclipse es considerado poco propicio, especialmente en el caso de los eclipses solares, ya que la luz del Sol (arquetipo del Ser Supremo) es opacada.
Existen muchos mitos alrededor de los eclipses como que las mujeres embarazadas pueden dar a luz prematuramente, o que sus hijos pueden nacer deformes, o que los pueblos que viven eclipses totales de sol serán atacados por enfermedades, guerras y decadencia.
Para la cultura védica, madre de la disciplina del yoga, los eclipses no son vistos de manera positiva ya que opacan la luz tanto del Sol como la Luna y eso representa un ocultamiento de la fuente de luz y por lo tanto de lo más propicio que existe. Por esta razón desde hace miles de años las culturas madre del yoga han aconsejado dedicar los tiempos alrededor de un eclipse para permanecer en casa y realizar prácticas espirituales como el yoga, la meditación, la repetición de mantras.
Mucha gente se siente atraída por la idea de ver el eclipse pero esto no es aconsejable sencillamente porque la luz tan intensa del Sol afecta a la retina, “quemando” sus células y puede ser causa de ceguera. Por otro lado, de acuerdo con la astrología védica, se dice que aquellos que miran los eclipses sufrirán de percances y dificultades.
En los días previos y posteriores a un eclipse, es normal experimentar una intensificación de la energía. A mí personalmente me cuesta más trabajo dormir y a veces me siento alterada. También observo que la energía afecta a aquellos que viven en mi casa: los pájaros cantan más, los perros ladran, los niños están más inquietos. Lo aceptes o no, aquello que sucede en el cosmos nos afecta pues somos parte de él.
Estos son los consejos del yoga que te pueden servir para permanecer estable antes, durante y después de un eclipse: